jueves, 30 de junio de 2011

Una feria taurina con distintos sabores

Feria con distintos sabores esta que acaba de concluir. Amargo fue el Domingo Rociero para los empresarios de Las Palomas ante tanto cemento, la tarde en la que Salvador Vega retomó su idílica relación con esta plaza y Cayetano dio un nuevo paso hacia su divorcio definitivo con ella. Decía que si Curro y José Luis se llevaron un mal sabor de boca en lo económico, a Salvador –permítanme la rima- todo le salió a pedir de boca ante el lote más dulce de una descafeinada corrida de Algarra.

El jueves, de nuevo amargor en el paladar del aficionado algecireño después de tres horas de infumable espectáculo, tan sólo salvado por un novillero de San Fernando apellidado Galván y que huele a torero grande. El viernes el público se sació en el retorno de la nocturna de rejones, donde los chef Pablo Hermoso y Ventura volvieron a deleitar, el primero con su receta tradicional y el segundo apostando por un toreo a caballo más vanguardista.

Ya el sábado, a Ponce se le pasó el arroz ante los dos toros más picantes de La Palmosilla; “El Fandi” sólo se quedó en el aperitivo de las banderillas y Perera consiguió un buen guiso con los pocos “avíos” que le ofreció el tercero de la tarde. Y el plato fuerte llegó el domingo último. Tarde en la que Morante volvió a no cogerle el punto a esta plaza, Manzanares consiguió ponerle la sal a su soso primer Gavira y Talavante deleitó a los paladares más exigentes con una actuación de cinco tenedores.

A pesar de ello, queda un regusto agridulce. Quizás para la próxima feria haya que plantearse introducir nuevos ingredientes en aspectos como el ganado, el horario de los espectáculos o las combinaciones de toreros. Estaría bien apostar por jóvenes valores quizás no tan cotizados como las figuras, pero que, visto lo visto, llevarían el mismo público a la plaza y mejorarían el resultado de la receta taurina en Algeciras que pide a voces un cambio.

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