domingo, 26 de junio de 2011

Puerta de Feria para Hermoso y Ventura



El estellés desplegó un elegante toreo a caballo, mientras que la raza del portugués le permitió desorejar al sexto

Ficha del festejo
Toros de Fermín Bohórquez, bien presentados y de buen juego.
Destacaron cuarto y sexto. A este último se le dio una benévola vuelta al ruedo.
Fermín Bohórquez. Palmas y oreja.
Hermoso de Mendoza. Oreja y oreja.
Diego Ventura. Palmas y dos orejas.

Media entrada en noche agradable de temperatura.

Los aficionados que nos dimos cita durante la noche de ayer en la plaza de toros de Las Palomas presenciamos una entretenida corrida de toros de rejones, en la que Pablo Hermoso de Mendoza y Diego Ventura compartieron salida a hombros por la Puerta de Feria después de cortar dos orejas cada uno. Hermoso logró una completa actuación en su lote, desplegando un elegante y ajustado toreo a caballo. En su primero, un toro que parecía estar reparado de la vista, el estellés destacó en banderillas tanto con Chenel como con Ícaro, dos de los caballos estrella de su cuadra. Con Pirata, un precioso equino tordo en fase blanca, puso broche a su actuación que estuvo culminada con las cortas y con un rejón de muerte en buen sitio y descabello. Oreja. El quinto fue un toro con mucho volumen y de noble comportamiento frente al que nuevamente Hermoso de Mendoza no defraudó al público. En esta ocasión, además de Chenel , destacó Manolete con el que quizás el rejoneador expuso demasiado. Tanto fue así que en uno de los embroques el caballo fue cogido por el pecho, afortunadamente, sin consecuencias. Un certero rejonazo acabó con la vida del astado, yendo a parar a manos de Mendoza una segunda oreja que le daba las llaves de la Puerta de Feria.

Los momentos más emotivos de la noche llegaron en el toro que cerraba plaza. El mejor del encierro pero que en el último tercio se apagó e hizo amagos de rajarse. Incomprensiblemente la presidencia lo premió con la vuelta al ruedo que, a decir verdad, tuvo más pena que gloria. Diego Ventura, viendo que su compañero y rival directo Pablo tenía abierta la puerta grande, salió a por todas con Triana en su recibimiento al de Bohórquez. Valor y raza se conjugaron en la actuación de Ventura que alcanzó un gran nivel con Califa y fue más efectista cuando montó a Morante, con el que literalmente se tiró entre los pitones. Estaba claro que no iba a dejar escapar el triunfo y ejecutó un fulminante rejón de muerte que hizo rodar al noble toro.

Fermín Bohórquez estuvo en su línea de siempre, mostrando sobre el albero un concepto muy clásico de la doma y con pocas concesiones a la galería. Sus mejores momentos llegaron en el cuarto de la tarde, segundo de su lote, que junto al sexto fueron los de mejor juego.

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