miércoles, 4 de julio de 2012

El Fandi indulta de forma injusta un toro de Cuvillo

Más de media entrada. Toros de Núñez del Cuvillo, justos de presentación y de juego desigual. Destacaron 4º y 5º. Morante de la Puebla. Pitos y ovación. David Fandila “El Fandi”. Ovación y dos orejas. José María Manzanares. Silencio y oreja. La plaza de toros de Las Palomas ha sido escenario esta tarde de un hecho insólito, el indulto de un toro que se rajó de forma clara a final de faena. “Pegajoso” -así se llama el animal de la ganadería de Núñez del Cuvillo- cayó en manos del Fandi, que protagonizó un espectáculo lamentable cuando preguntó a la presidencia si entraba a matar. Algo impropio de una figura del toreo, en una feria como la de Algeciras, que avivó la petición del indulto en los tendidos, a la que accedió de forma incomprensible el presidente, Francisco Ortiz Mejías. Todo un despropósito que tiró por tierra el prestigio de la plaza. El astado tuvo calidad y nobleza, pero nada más. Un buen producto como los muchos que hay en la ganadería de Núñez del Cuvillo que El Fandi aprovechó con inteligencia, luciéndolo siempre en la larga distancia y tirando de sus habituales recursos efectistas que tanto gustan a los tendidos de sol. El público encantado con el espectáculo y el torero ofreciendo lo que se demanda de él: banderillas, ganas y alegría. Pero, sin duda, lo mejor de la tarde llegó de la mano de José Antonio Morante de la Puebla en el cuarto. Toro noble pero justo de casta, al igual que toda la corrida, ante el que Morante estuvo muy a gusto desde que se abrió de capa. El público enloqueció con el toreo barroco del de La Puebla, donde se sucedieron muletazos de enorme profundidad por ambos lados y chispazos de enorme torería para rematar cada tanda. El fallo con los aceros fue lo de menos. Fuerte ovación para una faena con olor a romero. José María Manzanares se estrelló con un toro, el tercero, que tuvo poca clase y sacó genio en el último tercio. Tiró de voluntad en una labor de poco relieve. Igual le ocurrió en el que cerraba el festejo, otro astado de comportamiento dulce pero sin transmisión. La faena fue ganando enteros conforme avanzaba y Manzanares logró lo mejor al final con la diestra, lo que le valió para no irse de vacío de su comparecencia en el coso de Las Palomas. Oreja de poco peso tras un bajonazo cuando intentaba matar a recibir a la primera. En tardes como la de hoy uno se pregunta, ¿cómo nos van a respetar desde fuera si nosotros mismos no lo hacemos?

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